Desde hace 34 años ofrece productos de ideología underground y recibe de 5 mil a 10 mil visitantes cada fin de semana.

Son las diez de la mañana y las calles Sol y Luna de la colonia Guerrero amanecen con el movimiento de  las culturas urbanas de México reuniendose en un sólo lugar con la cita que se renueva cada sábado en el Tianguis Cultural del Chopo.

La primera impresión: ropa negra, mohicanas de colores, Dr. Martens, cabelleras largas, dreadlocks y  uno que otro vendedor ofreciendo “cáncer o caries”. Al llegar a El Chopo se rompen espacios personales  para pasar formar parte del lugar.

A pesar del éxito de este proyecto, siempre existieron problemas en cuanto al lugar en el cual estaría establecido, pues nunca se pensó en una locación definitiva. El Chopo se situaba en la calle Enrique González Martínez  (antes Chopo por la cual recibe su nombre) pero tiempo después se traspasó al estacionamiento de la Facultad de Arquitectura de Ciudad Universitaria y posteriormente al Quiosco Morisco de la Alameda de Santa María la Ribera.

Una parte histórica de la Ciudad de México se sitúa en este largo callejón en donde se encuentra de todo, se ha corrido la voz de generación en generación y es así como el tianguis se encuentra vigente no sólo entre las personas cercanas al lugar.

“Yo he venido aquí desde que era joven, he notado los cambios, aún recuerdo cuando se hacía una especie de trueque, podías obtener discos nuevos, cassetes, obviamente tenías que dar algo a cambio, pero valía totalmente la pena. Yo sigo viniendo, he traído a mis sobrinos y ahora ellos vienen por su cuenta, así es como funciona El Chopo” mencionó Gustavo C. consumidor de los productos pero más que eso de la experiencia.

 El Tianguis cumplió una larga travesía para por fin asentarse junto a la estación Buenavista del Tren Suburbano.

“Una de las cosas que  se vieron en este espacio fue el intercambio de materiales musicales como discos de música clásica, jazz, folklor y rock; éste último fue ganando terreno  y terminó como género con mayor importancia en cuanto a las bases en la identidad de El Chopo”, afirmó Falcón.

Slam en El Chopo.

En el tianguis cultural hay diversidad y siempre surge algo nuevo. Más allá  de los puestos y de las tribus urbanas, también se imparten talleres de cultura  organizados por el tianguis y por la Biblioteca Vasconcelos, relata Enrique, en los cuales músicos experimentados ofrecen clases gratuitas a quien desee tomarlas.

Es preciso mencionar las oportunidades que el tianguis brinda a bandas nuevas;  con un demo, curriculum de banda y logo de la misma, el comité de organización de El Chopo les abre las puertas para promocionar su trabajo entre los asiduos del lugar.

Desde hace 20 años, Don Rulo se gana la vida vendiendo playeras y collares en El Chopo

El tiempo ha pasado, pero El Chopo continúa sumando seguidores jóvenes  o viejos a la tradición que se ha preservado desde hace 34 años. Ya sea por un disco, una playera o sólo por pasar el rato, las personas están ahí y extienden  el apoyo a esta comunidad que más allá de ser un tianguis, ha pasado a ser reconocido como un espacio de expresión cultural.

Propietarios de un puesto en el Tianguis Cultural del Chopo.

Es así como un lugar de culto se ha desarrollado en la Ciudad de México, en donde diversos grupos se dan cita cada sábado para comprar los discos más extraños del mundo, ver qué hay de nuevo en los puestos de playeras o simplemente escuchar a las bandas que se presentan en el escenario del Chopo.

Más que un recinto musical, este tianguis es considerado por muchos como un elemento clave en el mapa cultural de la ciudad, en donde las reuniones son relajadas y ricas en contenidos, musicales o tan sólo una charla de cinco minutos, El Chopo es capaz de ofrecer eso y más.