Por: Isabella Ramaci
Fotos: Isabella Ramaci
Fecha: 21 enero 2016
Era de noche y se sentía algo de frío, mi compañera de la carrera, Fernanda y yo nos dirigíamos al Lunario del Auditorio Nacional para asistir a una cita ya pactada; el concierto de La Orquesta Vulgar.
Apresuradamente salimos del metro en la estación Auditorio para comenzar nuestro trabajo, al llegar al Lunario aprecié de inmediato un conglomerado de gente, en su mayoría jóvenes que esperaban la señal para comenzar su entrada al lugar en donde se presentaría el quinteto de mezclas inimaginables.
Debido a que éramos parte de la prensa pasamos primero, de reojo vi a mi profesor Arturo Corona caminando para adentrarse a lo que sería el foro musical, le hice señas para que se diera cuenta de que nos encontrábamos ahí pero no me vio, quien sí lo hizo fue Lucas Moreno, encargado de tocar el sax alto y la flauta transversa para La Orquesta, su respuesta; algunas señas como de “me estás hablando a mí”, inmediatamente negué con la cabeza, algo apenada seguí caminando para que registraran nuestra llegada, terminado el proceso pasamos a introducirnos al Lunario.
Al entrar se percibía un ambiente totalmente diferente, el lugar se encontraba algo oscuro y ya había bastante gente esperando el sonido de algún instrumento en el escenario. Corrí al lugar reservado para los fotógrafos, separándome de Fer, sí yo iba a tomar las fotos e iba a estar más cerca que nadie del espectáculo que a minutos sería impuesto por algunos jóvenes artistas.
Me encontraba esperando, revisaba mi cámara para comprobar que tenía suficiente batería y memoria, no quería que alguna cosa me impidiera registrar lo que estaba a punto de pasar, comenzaron a salir algunas personas para checar el sonido, y todas esas cosas que se supervisan antes de iniciar un concierto, fue ahí cuando llegaron los chicos malos, con gafas oscuras y ropa negra, los integrantes de Brass Street Boys salieron para comenzar entibiar los cuerpos de los presentes.
De inmediato empezaron a hacer lo que mejor saben; tocar. Era imposible tomar las fotos sin que quisiera bailar, el ritmo me lo impedía, el espectáculo de los Brass fue perfecto para preparar al público para lo que venía, La Orquesta Vulgar.
Se dio el intermedio entre la salida de los Brass y la entrada de La Orquesta, se finalizaban los últimos ajustes cuando de pronto el foro quedó a oscuras, y una pobre iluminación dejaba distinguir a cinco personas en el escenario, todos lo sabían, La Orquesta llegaba a apropiarse de la escena.
Jazz, Funk, Afro, Rock, Soul y no sé cuántos más ingredientes se agregan a una licuadora y ¡pum! ahí está el resultado, una agrupación de cinco chicos haciendo cosas nuevas en un aspecto ya bastante olvidado; la música.
Tras tal vez más de media hora tocando sus temas, el contexto se tornaba en una completa sintonía, yo estaba sorprendida, qué aguante tienen estos chicos para tocar por tanto tiempo, y hacerlo bien sobre todo, me decía a mí misma.
La mezcla era perfecta; la iluminación, el espacio, la música y sobre todo el ambiente que se podía respirar en el Lunario, La Orquesta Vulgar venía con las pilas recargadas al cien , después de su gira en el South by Southwest festival y el comienzo de muchos otros planes de la agrupación como la apertura del ciclo Concierta Independencia que muchos tuvimos la oportunidad de disfrutar.
Pero desafortunadamente como en todo, llegó el momento de decir adiós, pero qué manera de hacerlo, con una de las piezas que los hicieron darse a conocer "Fantoche a La Realidad" cerró el concierto que dejó sorprendidos a muchos, e hizo fanáticos a varios otros, entre ellos la persona que escribió esto.